viernes, 16 de abril de 2010

Una mañana...

Acaba de salir el sol. Lentamente se va colando por entre los espacios huecos de mi persiana. Finalmente su tenue luz va alcanzando mi cara hasta que al final, muy despacio consigue despertarme.

Abro lentamente los ojos, muy despacio me voy moviendo entre las sábanas. Al final consigo moverme más y me doy la vuelta. Una leve respiración acaricia mi frente, mi pelo. Algo extrañada abro otra vez los ojos y te veo. Tú, por fin ahí. Tú, durmiendo a mi lado. Contemplando tu cara por un rato, me detengo en tus facciones. En tus ojos, en tu nariz, en tus labios. Pareces tan inocente, tan niño. De vez en cuando algún movimiento de tu cuerpo, algún espasmo pero que no logra despertarte. Casi ni lo percibes. Y yo sigo así, horas y horas contemplando sin poder evitar que me nazca una sonrisa en los labios.

Noto como poco a poco te va molestando el sol, como él te va alejando lentamente de los brazos de Morfeo hasta que al final abres los ojos. Parpadeas durante un rato acostumbrándote despacio a la luz y me miras. Me has pillado, justo en el instante en el que te estaba admirando. Ahora, incluso pareces más inocente que antes, la luz te da un toque de ángel. Mi ángel.

Y nos quedamos un rato así, tú mirándome y yo mirándote a ti. Sin decir nada, sin pronunciar palabra. El tiempo parece pararse, todo lo que nos rodea no existe. Este instante es nuestro. Pasadas las horas, que yo calificaría como segundos, consigues que el aire pase por tu garganta haciendo sonar tus cuerdas vocales, dejando que el sonido que estás produciendo pase entre tus labios, y con la misma expresión, e incluso más tierna, pronuncias: "Te quiero princesa". Esas tres palabras, esas tres simples palabras, son las que hacen que mi mundo cambie por completo...

Después de haber roto el silencio entre los dos, nos abrazamos, no pegamos más al otro, noto tu corazón, oigo los latidos que se acompasan con tu respiración, que hacen que se mueva mi pelo. Y quedarnos así, eternamente así, y que nadie nos interrumpa, que nadie me quite lo que es mío, lo que es nuestro. Tú, yo y, junto a nosotros, la eternidad...

1 comentario: