Ya no sabe qué hacer, ya no sabe cómo actuar. Las lágrimas dejaron de recorrer sus mejillas enrojecidas, pero su dolor sigue dentro. Nadie se lo imagina, nadie puede hacerse a la idea de lo que ella siente. Simula entereza, inventa ilusiones, crea sonrisas, pero no saben cómo vive por dentro.
El pesimismo es su nuevo amigo. Van de la mano juntos, pues no hay otra salida. El dolor ha llegado a formar parte de sus noches, pero también de sus días. Su corazón, enfermo, ya no marca los alegres latidos de antaño. Poco a poco todo se destruye.Su mundo se destruye.
Nadie sabe cómo ayudarla, nadie se puede imaginar qué es lo que le falta. El ego, el mínimo ego que tiene, es lo único que le queda. Lo único que le da fuerza. Esa fuerza que simula y que tanto le valoran.
Ella ya no es la misma. Ella se ha convertido en una insensible.
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