jueves, 25 de febrero de 2010

Diario de una insensible IV.

Ella conoce a gente, gente muy diversa. Con problemas, muy graves problemas. Entonces es cuando recapacita, piensa y se plantea: ¿Y yo me quejo por lo que tengo?

El ser humano tiende a ser egocentrista por naturaleza. No sabe ver más allá de sus propios sentimientos, de su propia nariz. Cuando ve que la gente que la rodea y que está a su lado sufre, es ahí cuando se da cuenta de que es una pequeña hormiga entre miles de millones.

Ella ha descubierto tres rasgos que se encuentran, generalmente, en el ser humano: La estupidez, el egoismo pero, también, la preocupación por los demás. Se considera una persona insensible, con el corazón como un témpano, que ya no desprende calor. Sin embargo, existe una pequeña parte en ella, aunque sea mínima, que hace que ese corazón vuelva a calentarse: la preocupación.

Ella ya no es la misma. Ella se ha convertido en una insensible, pero hay momentos en los que se olvida de ello.

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