sábado, 6 de marzo de 2010

Diario de una insensible IX.

Ella sin miedo a amar, sin miedo a demostrar, vivía la vida. Disfrutaba de cada minuto, aprovechaba hasta el mínimo segundo que tenían juntos. Ahora ya no le queda nada, vaga solitaria por la ciudad. Piensa y recuerda. Eso es lo peor: recuerda. Cualquier rincón, por muy lejos que esté, hace que ella le recuerde. Hace que piense en todo lo que tenía, en lo que tenían.

Su ánimo decae cada día, cada momento. Pero siempre hay esperanza, aunque ésta esté lejos. Esperanza por tiempos mejores. Esperanza por volver a tener la felicidad de antes.

Ella ya no es la misma. Ella se ha convertido en una insensible, que tiene la esperanza de ser feliz...

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